lunes, 11 de marzo de 2013

Nuestra visita a la Hispania de los Vikingos


Este fin de semana tuvimos la oportunidad de ser invitados de excepción en la primera edición del evento La Hispania de los Vikingos. Fue todo un privilegio dado que esta primera edición no estaba abierta al público en general siendo, como era, un preludio para lo que está por venir.
Este evento, que pretende sentar las bases para una edición anual del mismo, explora el tema frecuentemente ignorado de las incursiones llevadas a cabo por anglo-escandinavos y normandos en tierras de la Iberia cristiana (específicamente el reino de León). Aunque la importancia de estas incursiones puede parecer anecdótica cuando las comparamos con los ataques del Gran Ejército o con las empresas colonizadoras de las sagas, sabemos que los vikingos descendieron por el Cantábrico en busca de la Tierra de Santiago, Jakobsland. Sabemos, por ejemplo, por los Annales de Bertianni, que en el año 844 el rey Ramiro I de Asturias hizo frente con éxito a la amenaza del norte a los pies de la Torre de Hércules.
Pero ya tendremos más tiempo de profundizar en los hitos de los vikingos en Hispania. Volvamos al tema que nos trae hoy aquí.
En el evento participaron los grupos de recreación Herleiddu, Einherjar, Magerit, Signum Phoenix y Regnum Castillae además de varios asistentes independientes y es de destacar que pese a las inclemencias del tiempo (hubo fuerte lluvia el viernes 8 y chubascos el sábado 9) todos hicieron un gran esfuerzo por dar lo mejor para el desarrollo de las actividades programadas.
La localización era perfecta: un prado en la localidad segoviana de Riaza con las montañas nevadas al fondo y un riachuelo que dividía la parcela. Solo podemos decir que si en futuras ediciones se dispone de caballos, no les faltará espacio para maniobrar pese a que se levanten dos campamentos con sus tiendas y toldos.
Si debenos destacar un aspecto (al margen de la tremenda hospitalidad de la que hicieron gala todos los grupos) este sería el maginfico despliegue de artesanía que trajo consigo la gente de Einherjar: baúles, estandartes e incluso un sitial en toda regla para su jarl.
Durante nuestra estancia pudimos asisitir a una breve sesión de combate matutino así como a la preparación de la comida en el campamento, siempre con métodos e ingredientes propios de la época. Lamentablemente nuestra estancia no pudo prolongarse para ver mucho más, aunque seguro que el banquete nocturno alrededor del fuego tuvo que ser espectacular.
Si bien para esta primera edición el número de participantes fue algo reducido para poder gestionar mejor todo el evento de forma adecuada, se espera que en futuras ocasiones haya una mayor participación e incluso se pueda contar con asistencia libre de público durante un horario preestablecido.
En definitiva: un evento muy bien montado, con buena disposición por todas las partes y en una localización sobresaliente. Sin duda alguna la próxima vez que se celebre acudiremos y, si es posible, espada en mano para participar como uno más.

A continuación un breve álbum fotográfico.

Imagen promocional del evento:




















Vida en el campamento:


















Un duelo por el único paso  sobre el riachuelo:
















Sentando las bases para el próximo intercambio de estocadas:






1 comentario:

  1. La verdad es que la visita fue genial. La gente estupenda, con muy buen talante, nos arroparon un montón y en ningún momento nos sentimos ajenos al evento.
    El ajuar de los chicos de Einheriar me dejó completamente enamorada, la verdad... ¡Cuánto trabajo le han debido de dedicar!
    En definitiva, que me quedé con las ganas de haber participado activamente todo el fin de semana y que al próximo me apunto seguro :)

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